El santuario le salvó la vida


Marlon Gomez | 7/20/2017, midnight
El santuario  le salvó la vida
Sulma Franco. |

Sulma es bienvenida

El Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) le otorgó entonces un permiso de estadía por un año y su nueva abogada, quien logró que Sulma le contara los terribles detalles de su paso por la frontera, decidió abandonar la búsqueda de asilo y comenzó el proceso para solicitar una Visa T, que se le otorga a las víctimas de tráfico humano.

“Ese día regresé a la iglesia, miré el lugar que fue mi refugio y sentí nostalgia. Las personas de la iglesia me llevaron a cenar, hubo mariachis y celebramos. Esa noche decidí volver a dormir ahí. Al día siguiente fuimos al parque a comer, a jugar voleibol y a disfrutar del aire libre. Cuando llegué a casa le dije a mi novia ‘es hora de limpiar y poner todo en orden’”.

Así empezó otra faceta de su historia personal. Una vez más encontró trabajo en construcción, esta vez dedicada a la pintura, pero esto le ha servido para ahorrar y sentar una base para dar su siguiente paso. “Estamos luchando para volver a abrir nuestro negocio, muy pronto estaremos abriendo la ‘traila’ de comida de nuevo”, dice feliz.

Y es que nada detiene a esta luchadora. “Dios ha sido mi fortaleza, porque puedes luchar pero si no está Dios de por medio, no podrás lograr nada”, dice con convicción y se emociona al explicar que su visión no es sólo tener un negocio propio: “Cuando llegué a Estados Unidos no tenía experiencia ni papeles ni hablaba el idioma. Fue difícil para mi y empecé a hacer trabajos fuertes, pero hay muchas personas que no pueden hacer ese tipo de trabajos. Por eso me gustaría ser fuente de trabajo para aquellos que salen de los centros de detención en ese tipo de situaciones”.

Además, Sulma cuenta que entre sus planes también está organizar actividades benéficas para recaudar fondos que le permitan pagar multas a los inmigrantes indocumentados detenidos. “Esa fue una de las cosas más duras de mi experiencia, el no tener dinero. Tuve que vender todo lo que tenía y me endeudé para poder pagar la fianza y los abogados. Todavía estoy pagando esa deuda”.

Si bien muchas personas aceptarían el desenlace de esta historia como un triunfo y se dedicarían a luchar por sus sueños personales, la guatemalteca ha tomado la experiencia como una motivación para involucrarse más en la lucha de la comunidad inmigrante.

Actualmente, Sulma Franco trabaja como voluntaria en organizaciones como Grassroot Leadership; es mentora de refugiados con la organización Refugee Services of Texas y es voluntaria en organizaciones LGBT. “Hay mucha necesidad de información en la comunidad y se necesitan ejemplos. Los latinos somos muy incrédulos, pero cuando ven que alguien ha pasado por todo esto es más fácil pedirles que se informen y se involucren en la lucha. Muchos me apoyaron a mí sin conocerme y quiero hacer lo mismo por otros”, concluye.

El peligro natal

El miedo a regresar a Guatemala no era sólo una excusa para pedir refugio en este país. En los últimos dos años, Sulma ha recibido terribles noticias desde su tierra natal: desde maltratos a varios amigos; pasando por el secuestro de su hermana y hace algunos días, previos a la redacción de esta nota, la triste noticia de la muerte de su amigo Mynor Lemus, en un caso de asesinato aún sin esclarecer. Guatemala es uno de los países con más crímenes de odio contra la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGBT) en Latinoamérica, con un total de 76 asesinatos reportados en el 2016, además de decenas de ataques, asaltos, acosos y violaciones.

En pie de lucha

Sulma Franco permanece en lucha activa contra la ley SB4 y ha participado en protestas en el Capitolio y en cualquier lugar a donde pueda ir. “Es una ley drástica, humillante, racista y creo que es de odio abierto hacia la comunidad latina. Quienes la apoyan nos están diciendo en nuestras caras que nos odian y no nos quieren aquí, pero no se dan cuenta que somos parte de la construcción del país y de todas estas ciudades. Esta es una lucha fuerte y aunque en septiembre entre en vigencia, no podemos abandonar la pelea”.

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