El amor no conoce fronteras


Parejas multiculturales comparten experiencias sobre cómo mantener una relación estable pese a las diferencias

Tania Del Ángel Pich | 2/9/2017, midnight
El amor no conoce fronteras

EL DATO

Según la Oficina del Censo,

en el 2010,

aproximadamente

1 de cada 12 matrimonios

en el país eran ‘mixtos’.

Cerca del

7%

de todos los matrimonios registra un cónyuge

de diferente raza.

Alrededor del 15%

de todos los nuevos

matrimonios en el país fueron entre cónyuges

de una raza o etnia diferente entre sí. En el 2010, la proporción de ‘matrimonios mixtos’ alcanzó un máximo

histórico del 8.4%

Cada vez es más frecuente ver familias conformadas por matrimonios interraciales. Y aunque para el amor no hay fronteras, mantener viva una relación amorosa puede tornarse complicado. Para muchos, los problemas más comunes entre estas parejas son la diferencia de idioma, cultura, religión y creencias. Sin embargo, para otros, esas diferencias podrían significar un enriquecimiento en las tradiciones familiares.

Mi experiencia personal

Mi matrimonio unió a dos culturas diferentes. Mi esposo Patryk es de Polonia y yo nací y crecí en México. Tenemos ocho años de matrimonio y dos hijos: un niño de cinco años y una niña de dos. Nos conocimos en el gimnasio de la Universidad de El Paso, donde yo cursaba la licenciatura y él la maestría. Lo que más me atrajo de mi marido fue lo diferente que somos. Los europeos tienden a ser más liberales y de mente abierta; mientras que muchos mexicanos somos más conservadores (y algunos hasta machistas). Y si de similitudes se trata, mi esposo domina el español, idioma que hablamos en casa; ambos profesamos la religión católica y disfrutamos mucho de viajar, conocer nuevas culturas y probar nuevos platillos. Nuestras celebraciones familiares como ‘Thanksgiving’, Navidad, Pascua, entre otras, son una mezcla de tradiciones y comidas de nuestros países de origen. Nuestro mayor desafío como ‘matrimonio mixto’ es la comunicación entre nuestras familias. Nuestros dos hijos dominan tres idiomas. La de Patryk habla polaco e inglés, mientras que la mía sólo habla español. Para nosotros ese no es un problema, ya que nos hace muy felices formar una familia con dos culturas y eso tiene sus ventajas.

En lo que todos estamos de acuerdo es en que la familia es primero y nuestros valores e ideales son los mimos.

Sarah y Alfonso

Sarah Fobes-Hernández nació en Wisconsin y Alfonso Hernández en Ciudad Juárez (México). Tienen diez años de casados y tres hijos. Se conocieron en un grupo de oración en la Universidad de El Paso. Sarah nació y creció cerca de la frontera con Canadá y su familia es muy conservadora. Mientras que Alfonso nació en las cercanías de la frontera sur, en el seno de una familia con ideales socialistas. Ambos aseguran que muchas veces lo que es ‘normal’ para unos no lo es para otros. “No siempre estamos de acuerdo en lo que se refiere a la crianza de nuestros hijos, sin embargo, el respeto mutuo que tenemos hacia nuestras diferencias ha sido la clave del éxito en nuestro matrimonio”, detalla Sarah. Asimismo, los dos coinciden en que experimentar algo totalmente diferente a lo que estás acostumbrado es una gran bendición. Los Hernández creen que las personas que tienen la oportunidad de experimentar otras culturas y costumbres tienen muchas ventajas; por ejemplo, es más fácil entender y ‘ponerse en los zapatos’ de otras personas.