Durante diez años, la pintoresca casa de Esquina Tango ha sido el escenario de más de 5,000 clases de baile, compartiendo con quienes visiten el lugar los sonidos peculiares de Latinoamérica. Además, ahí se han presentado alrededor de 240 eventos culturales, todo lo cual la ha convertido en una esquina icónica del Este de Austin y en el confortable hogar de una comunidad muy diversa.

Lo que alguna vez fue una iglesia en ruinas en la intersección de la E. 3rd. St. y Pedernales St., en 2006, gracias a mucho trabajo, se convirtió en un estudio de baile muy acogedor, colorido, como una sucursal del barrio ‘La Boca’ del Buenos Aires querido. El deseo de Mónica Caivano (39), directora de Esquina Tango, era independizarse como instructora de Tango y encontrar un lugar para escribir su propia historia y compartir la riqueza cultural de Argentina y de Latinoamérica. Y lo logró.

“Una de las cosas que para mí era muy importante cuando buscábamos lugares, era encontrar uno que fuera cálido. No quería un estudio o que pareciera una corporación, pensaba: ‘ya la gente vive eso todo el día en la oficina’. Quería crear una experiencia única que se apreciará desde afuera y se volviera acogedor adentro”, declara para El Mundo Newspaper Mónica Caivano. Desde entonces, Esquina Tango se convirtió en una organización sin fines de lucro y se afianzó como una entidad educativa abierta al público en general, en el que, gracias a la música, se creó una fusión cultural admirable.

Para Caivano, el Este de la ciudad es parte importante de la esencia de Austin, y Esquina Tango contribuye a que el área destaque por su multiculturalismo: “El hecho de estar en el Este es importante, sobre todo por los cambios que se han dado (en la ciudad) durante los años. Creo que es importante que aún haya lugares con entorno casero que den la bienvenida a la diversidad local”.

De todo

Esquina Tango ofrece alrededor de 17 clases por semana, de distintos géneros y ritmos: de tango, samba, salsa, bachata, ‘belly dancing’, afro-cuban dance y kizomba. Además, el centro ofrece clases de español y portugués. Aparte de la pedagogía, Esquina Tango también es un punto de encuentro social en el que destacan las ‘noches de película’, que se realizan cada tercer viernes del mes y en las que se puede apreciar filmes en español con subtítulos en inglés. En los ‘martes sensuales’ los participantes pueden aprender a bailar salsa, bachata o kizomba en la primera hora del encuentro, para después convertir el lugar en una gran pista de baile en la que se puede confraternizar. Para quienes deseen aprender a bailar tango está ‘Pasión esquina’, que se celebra cada jueves.

El centro cultural también es el epicentro de las celebraciones por el día de la independencia de varios países latinoamericanos. “Esto se ha convertido en una comunidad.