Para muchos padres, los videojuegos están relacionados con la adicción y a la violencia, razones por las cuales prefieren que sus hijos no se familiaricen con ese tipo de entretenimiento. Sin embargo, actualmente la diversión virtual es parte de la vida de muchos menores y es responsabilidad de los progenitores elegir aquellos videojuegos que sean entretenidos y a la vez educativos.

Para cumplir con esos requisitos, los videojuegos deben fomentar la agilidad mental. Existen juegos que exigen el uso de la memoria, la concentración, el razonamiento y la rapidez. Para saber si cuenta con esas características, es necesario darse el tiempo para sentarse y conocer lo que muestra la computadora. También son buenos los videojuegos que impulsan al movimiento.

Algunos obligan a bailar o imitar los movimientos de ciertos deportes, como el tenis. Estos sería ideal para chicos con problemas de sedentarismo u obesidad. Finalmente, a través de los videojuegos se puede promover el interés por la cultura y la historia. Debido a su calidad gráfica y sonora, hay juegos que enseñan al menor a identificar, por ejemplo, las banderas o las capitales de los países.