Niños en espera de una familia


Texas necesita más hogares de cuidado temporal para cubrir el creciente número de menores que requieren ser adoptados

Tania Del Ángel Pich | 8/25/2016, midnight
Niños en espera de una familia

Desde hace algunos años, Texas enfrenta una crisis social por falta de hogares de cuidado temporal (foster homes). Son más de 28 mil menores, entre recién nacidos y jóvenes de 18 años, que han sido separados de sus padres y necesitan un hogar en el que puedan sanar y tratar de reponerse ante tal la situación.

TESTIMONIO

Hace un año, ‘Laura M’ y su familia abrieron las puertas de su casa a un niño de dos años que fue separado de sus padres y sus tres hermanos por motivos desconocidos. La adaptación del pequeño fue difícil los primeros meses: “Al principio lloraba mucho, tenía miedo en las noches y era poco sociable, pero conforme pasaron los meses, el niño cambió. Le gustaba jugar con mi hijo y disfrutaba mucho la hora de la cena”. Aunque el pequeño ya no está con ellos en casa, ‘Laura M’ señala que cumplir con los innumerables requisitos fue lo más difícil que enfrentó durante el cuidado del pequeño: “Diariamente tenia que llenar cuestionarios acerca de lo que el niño comía, de sus actividades y de su comportamiento. Además, recibía la visita de trabajadoras sociales cada dos semanas. Para mí fue difícil, ya que tengo un trabajo de tiempo completo, un hijo y una familia que atender, pero lo volvería hacer porque es una experiencia y una satisfacción única”.

Es mayor la cantidad de niños que son apartados de sus casas como consecuencia de la violencia, drogadicción, abuso sexual, problemas graves u otros factores, que el número de familias dispuestas a cuidarlos temporalmente hasta que los padres biológicos estén aptos para acogerlos de nuevo o mientras el Gobierno Federal busca una familia adoptiva para ellos.

James W. Mercer, director ejecutivo de Lonestar Social Services (LSS), oficina que ofrece servicios de hogares temporales para menores, adopciones y visitas supervisadas de trabajadoras sociales desde el 2104, conversó con El Mundo Newspaper respecto del trabajo que realiza esa organización, de su experiencia personal (cuando niño enfrentó la separación de sus padres y hermanos) y cómo en la actualidad, a través de LSS, busca ayudar a otros niños que atraviesan por este tipo de experiencias traumáticas: “A mí me separaron de mis padres y de mis hermanos cuando era pequeño. Uno piensa ‘algo hice mal’, ‘es mi culpa’, me sentía confundido y por eso entiendo perfectamente a los niños que pasan por eso. Hoy en día soy padre de tres hermosos hijos que adopté a través de Child Protective Service (CPS)”.

ADOPCIÓN

Los requisitos primordiales para la adopción son: tener 21 años o más; copia de verificación de antecedentes penales; completar un cuestionario con preguntas personales y de su familia; y ser capaz de llevar a su casa a un pequeño que no conoce para darle cariño y protección.

Mercer explica que no se necesita una familia tradicional para brindar amor y cuidado a estos niños: “Buscamos personas que se comprometan a dar cariño y protección a estos pequeños que tanto lo requieren; puede ser una madre soltera, un padre soltero, dos mamás o dos papás”. Además, asegura que en Lonestar Social Services tienen como prioridad mantener juntos a los hermanos, aunque en muchas ocasiones eso sea difícil. “Buscamos familias que acepten más de un niño para no tener que separarlos.

Estos pequeños sufren por la desintegración familiar y lo que menos queremos es tener que alejarlos de sus hermanos. Recuerdo cómo sufrí yo cuando me separaron de mis hermanos”, dice el directivo de LSS. Lonestar Social Services recibe niños de diferentes razas y culturas y por eso existe una creciente necesidad de familias bilingües: “Tenemos muchos niños latinos y nos gustaría mucho poder acomodarlos en familias hispanas, para que no tengan problemas de comunicación y se sientan más cercanos culturalmente”, asegura Mercer.

“Recibir temporalmente a un niño traerá cambios a su vida y a su hogar. Papeleo, requisitos, entrenamientos, cursos, entre otras cosas que pueden desanimar a la persona y a sus familias; pero si su voluntad y solidaridad son más fuertes le aseguro que no se arrepentirá de darle un hogar a un niño desamparado”, finaliza James W. Mercer.