El próximo miércoles 24 de agosto, el circo Ringling Bros and Barnum & Bailey regresa a Austin para ofrecer un espectáculo cargado de adrenalina, color, música y emociones. ‘Xtreme’ es el nombre del show que este año llega a la ciudad capital para que grandes y chicos disfruten de atrevidas acrobacias, divertidos payasos, animales exóticos y mucha diversión.

Uno de los actos más extremos y peligrosos de esta presentación es el péndulo de acero y es un mexicano quien lo protagoniza. Benny Ibarra, de 31 años, sube a más de 32 pies de altura sin un arnés que lo sujete y, dentro y fuera de la rueda, hace piruetas y acrobacias que despertarán la angustia y las ansias del público asistente.

El circo es su vida y esa emoción le corre por las venas: Benny pertenece a una familia de herencia circense y de ellos aprendió la importancia de la disciplina dentro de la carpa. Aunque la concentración y la preparación ayudan, un segundo basta para que su vida esté en peligro, pero Benny está determinado a correr el riesgo, como lo ha hecho por más de 18 años. El temerario artista mexicano concedió a El Mundo Newspaper una entrevista en la que habló de su vida y profesión, e invita a todas las familias a disfrutar de ‘el circo más grandioso del mundo’.

Perteneciendo a una dinastía circense, ¿Qué es el circo para ti?

– Soy cuarta generación de una familia de artistas del circo. Nací y crecí en el circo, ésta es mi vida.

¿A qué edad hiciste tu primera actuación en público?

– A los cinco años, con Ringling Bros and Barnum & Bailey, tuve mi primera actuación. Fue en Wisconsin. – Participé en un acto de trampolín y era un payasito.

Además del péndulo de acero y del trampolín, ¿Qué otros actos has hecho?

– Mi familia se especializa en actos aéreos; la familia Ibarra es muy conocida por actos de trapecio. Yo he hecho malabarismo, trapecio y cuerda floja, pero hace 18 años me incliné por el péndulo.

¿Por qué escogiste el péndulo de acero?

– Mis abuelos tenían un acto de barras a más de 50 pies de altura, era escalofriante. Mamá y papá hacen el trapecio, pero yo quería hacer algo más peligroso. El péndulo está lleno de adrenalina, puedes ver la cara de terror y escuchar los gritos de la gente. También lo escogí porque no es un acto común o que sea practicado por muchos. Cuando mis padres me dijeron que estaba loco fue cuando entendí que éste era mi acto.