Las acciones dicen más que las palabras y son más fuertes que cualquier discrepancia política. Recientemente, una noticia ha despertado la emoción de millones en todo el país: los estudiantes de dos universidades se mostraron dispuestos a pagar más en sus tarifas con la finalidad de permitir que estudiantes indocumentados accedan a becas que les permiten estudiar una carrera profesional.

El primer caso se registró en el Prescott College: los estudiantes decidieron aprobar una contribución de $30 por estudiante para dar becas a sus pares indocumentados. Es la primera vez que una universidad de Arizona establece un cobro de esta índole en sus colegiaturas. La actitud de los estudiantes sorprende porque contrasta con la posición política de ese estado, declaradamente antiinmigrante, que cobró notoriedad nacional debido a la controvertida ley SB1070 y a la conducta del Sheriff Joe Arpaio, del condado Maricopa.

El segundo caso se dio en el Loyola University en Chicago (Illinois), casa de estudios en la que los estudiantes tomaron una decisión similar para ayudar a los estudiantes indocumentados que, por no tener “papeles”, no son elegibles para la ayuda financiera del Estado o del Gobierno Federal.

En ambos casos, los estudiantes que no quieran pagar la cuota extraordinaria podrán solicitar la exoneración del pago. ¿Será posible que algo parecido se dé en la Universidad de Texas en Austin?