“Fui muy promiscuo”


Raúl Méndez confiesa su lado perverso, dulce y terco

Marlon Gomez | 4/14/2016, midnight
“Fui muy promiscuo”

Estás actuando en dos series relacionadas con el narcotráfico y no son las primeras. ¿Te da miedo que te encasillen?

Los personajes son diferentes, en uno soy un narcotraficante, en el otro soy el presidente de Colombia. No me pueden encasillar como actor. El tema de ambas es el narcotráfico, pero esa es otra cosa; aunque te digo que sí me gustaría buscar un papel en una historia diferente, porque a mi este tema que está tan de moda ya me cansó un poco.

En los últimos años has hecho varios antagónicos, pero en lo personal, ¿eres también un diablo?

No, pero me encantaría (risas). Por eso me gustan estos personajes, porque nunca me atreví a hacer este tipo de cosas. A lo mejor a través de ellos vivo cosas que nos dan curiosidad pero que no te atreves a vivir. Los personajes antagónicos te dan esa libertad.

¿Cuál ha sido tu peor fechoría?

Andar con mi novia, a los 15 años, brincando de motel y motel. En vez de andar agarrados de la mano, estábamos de traviesos. También fui bastante promiscuo.

¿Tienes un lado suave?

Mi debilidad es que me enamoro perdidamente. Cuando me enamoro soy sensible, dedicado y detallista.

Entonces nada que ver con los villanos que interpretas.

En mi vida diaria soy tan opuesto a mis personajes; soy muy sensible. Cuando veo un niño pidiendo limosna lloro porque me duele. La contaminación me hace cuestionar el mundo constantemente.

¿Tan sensible que lloras en el cine?

Hasta con las películas más bobas, pero bien logradas, lloro. Acabo de ver en Netflix el documental sobre la vida de Amy Winehouse y estaba con los pañuelos al lado, llorando, porque es triste ver cómo una mujer talentosa y sensible fue destruida por un entorno de drogas y no pudo controlarlo. Si una película está bien hecha, toca mis fibras y me conmueve.

¿Tienes un lado terco?

Soy hiper perfeccionista en el trabajo. Si tengo un compañero de trabajo que no está preocupado por la escena, sino que está pendiente del teléfono, me desespero, me pone muy mal. Trato de respetarlos, pero soy neurótico con mi trabajo y quiero que cada escena se haga de la mejor manera.