El número 88 de los Dallas Cowboys por fin reapareció en el campo. Igual sucedió con el número 11. Pero a pesar del gran partido de Dez Bryant, Cole Beasley y del mejor juego ofensivo en mucho tiempo, los Cowboys reiteraron que es imposible ganar en la NFL, si la defensiva sólo juega poco más de dos cuartos.

Otra vez la defensa fue incapaz de detener en los momentos más importantes, cuando el partido está en la línea o incluso ya en el tiempo extra por su propia culpa.

Así, los Philadelphia Eagles dejaron tendidos 33-27 a los Cowboys, sin que siquiera hubiera tenido la oportunidad de agarrar el balón en la prórroga.

“Es otra derrota y muy dura”, dijo el dueño y gerente general de los Cowboys, Jerry Jones. “Jugamos bien como para ganar este partido, pero obviamente no fue suficiente. Tenemos que ver qué estamos haciendo mal”, agregó.

Fue la sexta derrota consecutiva de unos Cowboys que han sido incapaces de ganar desde que su mariscal de campo Tony Romo se lastimó.

Sin embargo, frente a los Eagles la ofensiva quizá fue la menos culpable.

Matt Cassel tuvo su mejor partido desde que entró como mariscal de campo titular en reemplazo de Romo y Brandon Weeeden. Lanzó una intercepción de seis puntos, pero su desempeño mejoró. Pasó para 299 yardas, con tres pases de touchdown para un rating de 105.0 puntos.

Pero la defensiva, simplemente es capaz de aguantar ritmo de juego durante más de tres cuartos, tal vez menos. La defensiva permitió 172 yardas en la primera mitad.

Los Cowboys visitarán a los Tampa Bay Buccaneers la próxima semana, en el que pudiera ser el último partido sin Romo, quien es elegible para volver a jugar a partir del 22 de noviembre cuando enfrenten a los Miami Dolphins.

Pero con la defensiva como está, es muy probable que el regreso de Romo sea ya intrascendente en sus aspiraciones de postemporada.

Los Cowboys comenzaron la campaña con sueños de Super Bowl y es probable que terminen con pesadilla de temporada perdedora. AGENCIAS