Ronda letal


Es la monarca imbatible de las artes marciales mixtas

REDACCION EL MUNDO | 8/13/2015, midnight
Ronda letal

Las peleas de la UFC (la promotora de MMA más importante) rivalizan en interés mediático con las de la WWE (lucha libre) y amenazan con usurparle al boxeo su sitial como la disciplina de contacto más seguida por los fanáticos. Jon Jones, Caín Velásquez y Conor McGregor son para los chicos de hoy lo que fueron Sugar Ray Leonard y Mike Tyson para sus padres y abuelos.

Las MMA son un mundo salvaje. Los peleadores suelen terminar con huesos fracturados y narices rotas. Hasta hace unos años no eran territorio para las mujeres. Cuando le preguntaban a Dana White, presidente de la UFC, si alguna vez subirían al octágono peleadoras, él lo descartaba enfáticamente: “¡Nunca!”. Pero un día vio a Ronda Rousey en acción.

En el 2011 fue fichada por la promotora Strikeforce y después de tres peleas, todas finalizadas con palanca al brazo, se hizo con la corona. Fue después de verla derrotar a Sara Kauffman en sólo 54 segundos que Dana White decidió abrir la división femenina en la UFC. Y Ronda Rousey fue fichada como su campeona.

En sus seis peleas en la UFC nadie, nunca, ha estado siquiera cerca de amenazar su reinado. Quien le ofreció mayor resistencia fue Miesha Tate, con quien Ronda arrastraba una rivalidad desde los tiempos de Strikeforce. En su revancha, Tate no fue sometida ni en el primero ni en el segundo round, lo cual de por sí ya fue toda una sorpresa. En el tercero, exhausta, se rindió a la palanca de brazo. Aquello ocurrió el 28 de diciembre del 2013. Ni antes ni después (ha defendido su título cuatro veces más) estuvo realmente en peligro.

En las semanas previas a cada combate, sus retadoras la amenazan con que le arrancarán la cabeza y barrerán con ella el piso. Ronda les responde con insultos (es la reina del ‘trash-talk’) pero sobre todo en la jaula. Con golpes, proyecciones y llaves. El fin de semana pasado, en Río de Janeiro, venció a la peleadora local Bethe Correia en 34 segundos. Nadie, ni los propios brasileños, habían puesto en duda su victoria.

Hoy, Ronda Rousey se desenvuelve dentro del octágono con una seguridad y confianza casi insolentes. Como si fuera invencible. O sabiendo que es invencible en este deporte extremo.

Hay pocos deportistas en el mundo que pueden reconocerse como invencibles en lo suyo. Roger Federer, Tiger Woods, Michael Schumacher lo fueron en algún momento. Ronda Rousey es la única representante en su deporte de la que nadie puede presagiar una derrota. Nadie se pregunta si vencerá a su rival, sino cuánto tardará en destrozarlo.

Muchas cosas tuvieron que pasar en su vida para que Ronda Rousey se convirtiera en la mujer que es hoy en día. Para que venciera sus miedos y forjara ese carácter que la ha llevado a la cima de su deporte. Que la ha situado como la atleta viva más dominante del planeta, según el portal Business Insider (y por encima de LeBron James, Serena Williams y Cristiano Ronaldo). Que la ha convertido en la mujer más peligrosa sobre la tierra.