“Arbitrar para educar”


Yolanda Cuevas Ayneto | 9/25/2014, midnight
 “Arbitrar para educar”

El deporte juega como herramienta educativa su mejor ‘partido’ en el desarrollo como persona. Cuando triunfa el deporte, triunfan no sólo las cualidades deportivas sino las humanas. Valores como el esfuerzo, el compromiso, la responsabilidad, el respeto, la humildad, la perseverancia, la disciplina, el espíritu de equipo, la colaboración están presentes cada semana en la práctica deportiva del futuro de nuestra sociedad.

Los responsables de inculcar todos estos valores en el ambiente deportivo son sus entrenadores y el club, colegio o institución y por otro lado las familias cuyo apoyo es imprescindible. Pero existe una figura, la del árbitro que también asiste a los encuentros y que le gusta el deporte. No valorada, ni respetada en muchas ocasiones pero indispensable, sin el árbitro no hay una sana competencia y menos neutralidad para decidir. Los jueces o árbitros, están para impartir justicia y aplicarla, basados en los reglamentos.

La realidad es que cada año nuevos jóvenes siguen formándose para cumplir su sueño, el de ser árbitro. Fuente fácil de eternas disputas en encuentros deportivos desde edades muy tempranas. Se transmite a los más pequeños una figura distorsionada del árbitro, como la causante de todos los males. Con ellos más que nunca se echan ‘balones fuera’…. Les toca juzgar, decidir y sancionar y nunca es a gusto de todos. Sin olvidar que una sociedad tan competitiva que sobrevalora la victoria, echar la culpa al árbitro es más fácil en muchas ocasiones que asumir los propios errores. Por lo tanto ¿qué papel educativo y formativo desempeña un árbitro en los más pequeños?

La intervención arbitral en edades tempranas es fundamental para el desarrollo de la deportividad y juego limpio. El respeto, la imparcialidad, ser objetivo, transmitir confianza, autocontrol, saber comunicar, resolver un conflicto, tener confianza en uno mismo son valores de gran importancia que él puede transmitir.

Como árbitro tienes que asumir tu papel educativo. Toma en cuenta lo siguiente:

1. No limites todo al conocimiento y aplicación del reglamento con el silbato. Entrénate y fórmate en aspectos físicos, tácticos, técnicos. Trabajar tu auto-confianza te ayudará a actuar con decisión y rapidez. Todo contribuye a que actúes con seguridad y a ser justo.

2. Fórmate en aspectos psicológicos, desarrollar tu inteligencia emocional te alejará de lo que los jugadores y el público llaman ‘actitudes desafiantes’. Evita hablar con tono y palabras amenazantes de las que puedas arrepentirte.

3. Entrena la comunicación no verbal, jugará a tu favor. Aprende a controlar tus gestos y posturas, evitará que ‘se calienten’. El autocontrol es fundamental en tu posición.

4. Aprovecha interrupciones para educar a los jóvenes jugadores y entrenadores en las normas y reglas del juego, y evitar el autoritarismo que no es lo mismo que imponer la autoridad.

5. Aprende a gestionar los conflictos, la mayoría vienen por el intento de transgredir las normas, agresiones verbales y físicas e intentar hacer trampas.

6. Fomenta el buen ambiente, el disfrute de la práctica deportiva. Al inicio de los encuentros deja claro qué esperas de los jugadores.

7. Trabaja la comunicación y el trabajo en equipo con tus compañeros.

8. Muéstrate cercano, que los niños no te teman, primero eres persona. Desde su primer encuentro ya contribuyes a la futura imagen del ‘árbitro’.

9. Tú también puedes transmitir la pasión por el deporte que arbitras y que no sientan los jugadores, entrenadores, público que estás al margen.

10. Analiza, reflexiona y aprende de cada encuentro, con lo que has vivido y te han transmitido jugadores, entrenadores y compañeros. Cada partido tiene que servirte para aprender y avanzar.